Introducción
El propósito de este blog es el de crear un espacio de reflexión y discusión acerca de la iniciativa de la Canción Propuesta, iniciativa para la renovación de la canción de autor, también conocida como canción de autor, canción social o nueva canción, base a su vez de lo que podría denominarse Arte Propuesta, para incluir en ese proceso todas los demás ámbitos de actividad artística en la literatura, en la poesía, en las artes visuales y en las artes escénicas.
La idea central de la Canción Propuesta es la de servir de vehículo de expresión de los nuevos principios de aplicación social y de las nuevas realidades existentes en el mundo que apuntan inequívocamente a la construcción de un nuevo orden de cosas como desarrollo del paradigma central de la unidad en la diversidad, apartándose para siempre de todos los focos de división y conflicto que aquejan a la sociedad humana, en términos políticos, sociales, religiosos, nacionales, étnicos, raciales, clasistas o grupales. La unidad en diversidad significa armonía plena de elementos diversos, requisito fundamental para el buen funcionamiento y la consecución de fines de cualquier organismo o sistema complejo, en el mundo natural y en el mundo de la sociedad humana.
La visión principal de todo este fenómeno es la realización de un doble proceso en el mundo: de una parte, la desintegración o destrucción de un viejo orden de cosas que ha tenido su fundamento en el conflicto y en la división, en la conquista, en la imposición, en la competencia, y de la otra, la integración o construcción de un nuevo orden basado en la unidad, la paz y la justicia, sobre fundamentos de interacción, interdependencia, reciprocidad, cooperación y servicio, en todos los órdenes de la vida humana, en todos los ámbitos de acción de la humanidad, ya sean políticos, económicos, sociales y culturales, en el plano de las ideas, las creencias y las doctrinas, en la filosofía, en la ciencia y en la religión, en fin, en todas las expresiones del espíritu humano.
Como desarrollo del principio de la unidad en la diversidad, han surgido muchos otros principios presentes en la construcción de ese nuevo orden mundial: la libre e independiente búsqueda de la verdad, la unicidad de Dios y la unidad de todos sus Mensajeros, lo que conlleva a la unidad esencial de todas las religiones, la armonía entre el conocimiento científico y espiritual, la igualdad absoluta de hombres y mujeres, la superación de todo prejuicio racial, nacional, ideológico o religioso, la armonía del hombre con la naturaleza, el pleno fortalecimiento de la comunidad local como instancia fundamental de relación de los individuos entre si y a la vez la construcción progresiva de una mancomunidad mundial representativa de toda la humanidad, la educación integral obligatoria para todos los seres humanos, el aseguramiento de una vida digna para todo habitante del planeta, sobre la base de que cada ser humano existe bajo el fideicomiso de la totalidad, un tribunal de justicia mundial, un sistema único de moneda, pesos y medidas, un idioma auxiliar internacional obligatorio, y muchos otros principios que deben garantizar la paz, la justicia y la unidad de todos los hombres sobre la tierra.
La Canción Propuesta, debería, en consecuencia, sobre la base de un contenido profundamente humano y poético en el texto, con diversidad de manifestaciones musicales, rítmicas, tímbricas, armónicas y melódicas, servir de recreación de todo el proceso de construcción de ese nuevo orden mundial, en medio del inmenso proceso de sufrimiento y desconcierto que la humanidad se encuentra viviendo en la actualidad, denunciado los problemas que nos aquejan pero visualizando las soluciones, como bálsamo y como camino.
Se trata, en suma, de conservar el anhelo de transformación individual y social presente en la canción de autor o canción social, que durante décadas nos ha brindado un puñado extraordinario de autores y canciones de enorme calidad, pero superando cualquier visión de solución basada en el conflicto por causas ideológicas o dogmáticas, al entender que sólo la plena expresión de la diversidad humana en armonía, o sea la unidad en diversidad, puede ser el escenario donde exista la solución de los problemas de la civilización mundial en que vivimos.
Planteamiento de la situación
La magnitud de los problemas del hombre y de la humanidad en esta hora es enorme, de modo que, por doquier, es muy fácil encontrar razones para la desesperanza, la indiferencia y la desolación. Pero si comprendemos la perspectiva de que todos esos problemas son parte de un mundo viejo que se está “enrollando” porque no se corresponde, en absoluto, con las necesidades de la inmensa mayoría de los habitantes de este planeta , y de que al mismo tiempo, gracias a las potencialidades latentes que existen en el mundo y a los paradigmas y principios que dan génesis a su expresión, un nuevo orden de mayor justicia está siendo desplegado en su lugar gracias a la intervención de una “minoría creativa” cada vez más creciente e influyente, tenemos todas las razones para la esperanza y para activar al máximo el esfuerzo cooperativo de todos los seres humanos conscientes de las necesidades de nuestra época y de sus posibilidades reales de realización.
De esta manera, el arte actual –en sintonía con el verdadero proceso latente en el mundo entero– ya no debe concentrarse sólo en describir los problemas humanos por más grandes y dolorosos que ellos sean, sino en visualizar y recrear las alternativas existentes para darles un impulso definitivo. En consecuencia, creemos en la necesidad y viabilidad de un arte, en cuanto a su contenido e intencionalidad, que pueda caber en una diversidad muy amplia de formas artísticas, como desarrollo de los fundamentos y aplicaciones del paradigma de la unidad en la diversidad, arte que en consecuencia estamos denominando Arte Propuesta.
Precisamente, el marco conceptual del proyecto, y por lo tanto el fundamento del Arte Propuesta, está construido a partir del reconocimiento y la búsqueda de aplicación social del paradigma de la unidad en la diversidad, el que a su vez origina el paradigma orgánico y sistémico del mundo, que empezó a tomar fuerza a mediados del siglo pasado y que se ha visto reflejado, paulatinamente, en una revolución silenciosa pero profunda en todos los campos del quehacer humano: el pensamiento, la cultura, la ciencia, la filosofía, la religión, la política y la economía; en la sociedad en su conjunto; en la relación del hombre con el medio ambiente; en la educación, el papel de las mujeres y, en suma, en la forma en que los seres humanos habitantes de este planeta nos vemos unos a otros y nos relacionamos personal y culturalmente.
Unidad en diversidad significa, en términos generales, armonía entre elementos diversos como base para la existencia y el funcionamiento de cualquier sistema complejo, ya sea físico, humano o social, y es el requisito para que el todo funcione en forma adecuada y exprese sus potencialidades latentes gracias al aporte de cada una de sus partes o elementos diversos; así, como efecto de la sinergia, el todo resulta ser mucho más que la suma de las partes. Por lo tanto, tenemos que comprender y aceptar dos postulados esenciales: el primero, que es imposible que el todo –o conjunto– funcione adecuadamente si sus partes o elementos no están fortalecidos, si no están en proceso de desarrollo de sus potencialidades; y el segundo, que para que estos elementos diversos cumplan su funcionalidad única e irremplazable dentro del todo, deben actuar en conjunción, en armonía, o sea en unidad.
Desde el funcionamiento de un ecosistema hasta el funcionamiento del organismo humano y el de cualquier entidad social eficiente tal como una orquesta, un equipo deportivo o una empresa moderna, requieren de la unidad en la diversidad como principio inherente, y su carencia explica por qué, en la actualidad, la sociedad humana en su conjunto no se desarrolla según sus potencialidades ni permite el desarrollo armónico y equitativo de sus miembros, puesto que lo que prima o se impone mayoritariamente es, o bien el esquema de la unidad en la uniformidad, con la imposición uniforme y autoritaria de modelos, culturas y sistemas que perpetúan el desequilibrio entre países e individuos, o bien el esquema de la división en la diversidad, que deriva en un caos creciente e imparable ya que sacrifica la posibilidad de cualquier acción unificada y armónica del conjunto.
La concepción anterior así como toda la fundamentación del marco conceptual de la propuesta, tienen su origen en Bahá’u’lláh, en sus principios, sus enseñanzas y en el conjunto de su vida y de su obra, la de sus sucesores y la de las instituciones y la comunidad mundial que él fundó y que la han continuado durante más de 150 años, manteniendo la unidad y presentándose al mundo como el modelo de realización práctica de su visión y sus principios.
Bahá’u’lláh vivió durante el siglo XIX y el impacto creciente de su obra, que abarca todos los aspectos de la vida y la sociedad humanas, así como de la naturaleza y de la realidad física y espiritual, es sin duda el hecho más notable de nuestro tiempo, pues constituye la mayor fuente de guía y conocimiento para comprender la raíz de los problemas de la humanidad, para encontrar la respuesta a los grandes dilemas de todas las épocas y culturas, y para desarrollar los principios y las herramientas necesarias dirigidas a la solución de todos los problemas que nos aquejan, y poder enfrentar así los retos del futuro gracias a la visión que formuló, en consonancia con las fuerzas liberadas para la era iniciada con su misión, era que corresponde, según sus palabras, a la madurez de la humanidad.
Con respecto a la unidad, Bahá’u’lláh expresó: “El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que su unidad sea firmemente establecida”. Así, puso punto final a la discusión sobre qué es primero o más importante para conseguir la paz, si la búsqueda del orden, de la estabilidad social y de la seguridad, o si el esfuerzo de procurar la aplicación de la justicia y la equidad a todos los miembros de la sociedad para el logro del bienestar general, pues elevó a la unidad a la categoría de prerrequisito para el logro de los demás fines. Los sucesos de la humanidad durante el siglo pasado y los primeros años de este siglo le han dado la razón, pues hoy comprendemos que sin un esfuerzo conjunto de todas las estructuras sociales, políticas y económicas de la humanidad, esfuerzo dotado de las herramientas y capacidades necesarias, no podemos solucionar ninguno de los problemas globales que nos afectan, comenzando por el problema ambiental y siguiendo con la guerra, el terrorismo, la pobreza, la marginación y todos los desequilibrios de un orden que satisface solo las necesidades de una minoría de la humanidad.
Como consecuencia de lo anterior, la igualdad de mujeres y hombres, el equilibrio en la relación del hombre con el medio ambiente, la superación de los prejuicios de raza, clase, nación o credo, la eliminación de los extremos de riqueza y pobreza, la armonía entre el conocimiento científico y espiritual, la búsqueda libre e independiente de la verdad, la educación integral, física, intelectual y espiritual del ser humano, la valoración plena de la diversidad cultural, la superación de los dogmatismos ideológicos y políticos, los esfuerzos por dotar al mundo de una estructura de administración de sus asuntos en forma colectiva y en beneficio de todos sus habitantes, resultan ser expresión del paradigma de la unidad en la diversidad, para que todos nos veamos como partes inseparables del cuerpo de la humanidad, sin que por ello tengamos que perder nuestra individualidad ni nuestra autonomía.
Haciéndonos eco del concepto del estudioso de la historia de las civilizaciones, Arnold J. Toynbee, estamos a las puertas de construir, por primera vez en la historia, una civilización de carácter mundial y, como ha sucedido una y otra vez, cada proceso civilizatorio ha requerido de una minoría creativa con una visión común, inspirada en principios espirituales de aplicación social conducentes a la transformación de muchos seres humanos, sus valores y sus costumbres, visión que es aceptada progresivamente por la sociedad hasta cuando se convierte en la alternativa frente a la crisis del sistema vigente que conducirá hacia su derrumbe inevitable. Estamos plenamente convencidos de que los jóvenes de nuestra sociedad colombiana, si reciben el incentivo de una nueva visión y de un fin positivo y posible en proceso de construcción, pueden convertirse en parte de esa minoría creativa transformadora. Y qué mejor que el arte para construir una visión tal y recrear este sueño y este esfuerzo.